Al principio todo lo que a uno se le ocurre le parece que no tiene mucha "chicha". Hay que seguir pensando en "la idea". Esa "idea" que piensas te resolverá el proyecto de un plumazo. Como si fuera tan fácil.
Te documentas en libros, revistas, ojeas concursos parecidos, incluso algunos los estudias y los dibujas. Y llega el momento en el que lo crees tener. Mantienes un diálogo contigo mismo y te dices:
- Sí, esto me emociona. Yo quiero hacer esto. He encontrado la "idea".
- Pero... ¿y por dónde empiezo? ¿Hago los primeros planos?
- No, primero, haré una maqueta.
Y es entonces cuando a base de cortar cartón mientras reflexionas sobre los edificios colindantes, sobre esa idea que crees haber encontrado, surgen nuevas ideas. Y casi todas las nuevas son infinitamente mejores que la primera, la que te impulsó a hacer la maqueta.
Incluso cosas que dabas por sentadas desde el comienzo ahora las pones en duda e incluso piensas de forma contraria. Eso me está pasando por ejemplo con el palacio (foto superior). Desde el comienzo pensé que no tenía ningún atractivo y que lo mejor sería hacer "tábula rasa". En cambio ahora me parece precioso y creo que lo mantendré. A lo mejor mañana pienso que lo mejor es demolerlo, ¿quién sabe?
En fin, días de caos, de contradicción, de pausa y mucha reflexión. Días preciosos.
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